Wednesday, October 18, 2006

Interacción y comunicación: hacia el constructivismo virtual

Algunas anotaciones para reflexionar...
Bajo la visión constructivista, en una primera instancia podemos esbozar que el docente y el estudiante son considerados como agentes activos en el contexto de un proceso de comunicación dinámica.Por otra parte, dicho enfoque acentúa la importancia de la adquisición de competencias específicas de naturaleza cognitiva, metacognitiva y social (Dochy & Moerkerke, 1997).Por otra parte, Scheuermann y Barajas (2003: 146) tras realizar un minucioso análisis sobre diferentes cursos internacionales que utilizan entornos virtuales de aprendizaje llegan a la conclusión que, en situaciones prácticas de enseñanza, la metodología aplicada se está desplazando cada vez más hacia modelos constructivistas, competencias distribuidas y aprendizaje colaborativo.A diferencia de los anteriores modelos, el integrador se encuentra más centrado en el papel activo de los usuarios (estudiantes), donde el profesor/ tutor es un facilitador, dinamizador de grupos, promotor de experiencias, guía y orientador de los procesos formativos. También, es de gran importancia cuidar el ambiente/ clima virtual para facilitar procesos educativos fructíferos. Igualmente, en los contextos virtuales de formación la estructuración significativa de los diferentes módulos/ unidades de aprendizaje, junto a una navegación y usabilidad amigable e intuitiva es de vital importancia para un aprendizaje funcional y comprensivo.Igualmente, este enfoque se rechaza totalmente la concepción del estudiante como un ser pasivo, mero receptor o reproductor de los saberes culturales productos de la simple de conocimientos. Siendo el estudiante quien investigue y construya el conocimiento en un proceso de elaboración personal, ya que él está obligado a indagar, seleccionar, organizar y transformar la información que proviene de muchas fuentes y, de esta manera, apropiarse de los contenidos, atribuyéndoles un determinado significado.El aprendizaje va a ser un proceso constructivo interno, y va a depender fundamentalmente del nivel de desarrollo cognitivo que tenga el estudiante, es decir, que el punto de partida será siempre los conocimientos previos que él posea. En otras palabras, estamos frente a un proceso de reconstrucción de saberes culturales y este proceso se apoyará en la mediación o interacción con otros. En este contexto, la participación del docente o la participación de los pares como mediadores del aprendizaje constituirán aspectos relevantes en esta nueva manera de visualizar el proceso tanto de enseñanza como de aprendizaje, (Ahumada, 2002).En esta perspectiva, más que guiarse por un temario que en algunos casos pueden ser poco flexibles, y un calendario preestablecido, se promueve la interacción y la metacomunicación destinada a negociar, consensuar y discutir los posibles contenidos y desarrollo del propio curso, en función a las ideas e intereses de los estudiantes y, en la medida de lo posible, a sugerir cambios posibles y propuestas de mejora.La metodología de esta tendencia, es favorecer la construcción de conocimiento mediante la indagación, vertebrada por pequeños proyectos de investigación, colaborativa y democrática, donde las actividades que se realicen sean contextualizadas en ambientes significativos para los educandos. Donde la motivación cobra su lugar de importancia en los procesos de aprendizaje. Y, lo significativo es el desarrollo de procesos formativos dirigidos a la investigación, a la adquisición de habilidades para el autoaprendizaje de forma permanente. Respecto, al ámbito de la evaluación, dicho enfoque, debe desarrollarse bajo múltiples perspectivas. Y en última instancia, se debería tener muy en cuenta el diseño de la usabilidad emocional (amabilidad, fácil manejo, tendencia a lo humano) del entorno del sitio web formativo para intentar ofrecer un curso virtual de calidad.Una utopía realizable, bajo esta óptica, sería que los estudiantes adoptaran algunas veces funciones del profesor/ tutor e introdujeran cuestiones y problemas nuevos y el grupo puede explorar e investigar ámbitos que los propios estudiantes propusieran.Como bien apunta en su tesis doctoral, el profesor Pedro Román (2002) el potencial de Internet puede romper con el modelo de enseñanza basada en el profesor para pasar a un modelo basado en el alumno y la interacción profesor/alumno. La filosofía de una educación vía Web podría caracterizarse porque:Trata de orientar a los alumnos hacia unos objetivos de aprendizaje dando alternativas, pistas y modelos en lugar de la transmisión pura de conocimientos.Produce conocimiento a partir de la asimilación de fragmentos de información colgada en la red.Evalúa tareas que impliquen conocimiento frente a la evaluación de adquisición de contenidos.Valora el aprendizaje elaborado en equipo frente al individual.Interactúa con diversas perspectivas sobre un mismo tema es lo que favorece el aprendizaje vía Web.Continuando con nuestra reflexión, estos modelos tienden a romper el modelo que anteriormente hemos expuesto denominado (tradicional, magistral, transmisivo) donde primaba la relación unidireccional de la enseñanza que suponía que el conocimiento está depositado en una persona que es el profesor, y hay otra, el estudiante, que debe de procurar almacenarlo. Asemejándose la calidad de la enseñanza, Cabero (2000b), con la fidelidad con que el estudiante repite la información presentada por el profesor. En contrapartida, aquí nos moveremos en uno centrado en los intereses del alumno, en sus ideas previas, donde el discente no es un agente pasivo, sino constructor de su conocimiento.Por otra parte, en esta perspectiva los procesos formativos se consolidan no en el yoísmo, sino a través del diálogo con el profesor/ tutor y la interacción y comunicación con los demás compañeros. Las sugerencias didácticas se aproximan a la reflexión crítica de los participantes del curso en línea y las actividades se orientan al desarrollo de dinámicas de grupos para facilitar la negociación social del conocimiento. Donde el estudiante construye su propio conocimiento de un modo activo en interacción entre sus experiencias vivénciales, sus constructos mentales anteriores, sus capacidades y su entorno. Y, por otra parte, como apunta Ríos (2001: 10), el aprendizaje se vuelve significativo cuando el sujeto logra establecer relaciones entre su bagaje de conocimientos, actitudes y valores con las nuevas informaciones y experiencias.En coherencia con esta idea la investigadora, Esther García (2004:38), expresa que los constructivistas prescriben que se deben suministrar al estudiante los medios para crear comprensiones novedosas y situaciones específicas mediante el ensamblaje de conocimientos previos provenientes de diversas fuentes que se adecuen al problema que se está enfrentando. Siendo algunas de sus estrategias los debates, las negociaciones y ejemplificaciones usando la realidad, presentaciones de múltiples perspectivas, las tareas en contextos reales, entre otras.Por otra parte, los planteamientos constructivistas [...], coinciden en otorgar una especial relevancia a la actividad reorganizadora y estructuradora del saber por las personas, como forma de adquisición de conocimientos. Igualmente, pretenden ofrecer una alternativa relativista, superadora de las dicotomías subjetivo-objetivo, analítico-sintético y simple-complejo, al considerar que el origen del conocimiento está en la interacción comunicativa de unas personas con otras y con los objetos de conocimiento, en una relación dialéctica. De esta forma, cada individuo elaborará su propia representación de la realidad en la interacción con su entorno, pero esta elaboración será también el producto del conocimiento compartido y negociado entre las personas. Es evidente, pues, la posición relativista que adopta respecto a la objetividad del saber, entendiendo ésta como producto del consenso entre los miembros del grupo social en que se elabora el conocimiento, sin que ello suponga negar la existencia de un mundo real externo a cada individuo. (GIE 1991, Pozo 1997).Compartimos con el profesor Manuel Área Moreira (2005: 161) de la Universidad de La Laguna, que actualmente lo relevante no es que el individuo retenga en su memoria toda la información que recibe desde múltiples instancias, sino el proceso que le permite construir el conocimiento en interacción con su contexto sociocultural. Es decir, más que recibir y almacenar información el reto educativo es que los sujetos aprendan a buscar, seleccionar y analizar aquella información en distintas fuentes de consulta. Y referente al papel del docente, más que un transmisor de conocimientos, debe caracterizarse por tutorizar y guiar el proceso de aprendizaje del alumno, debe ser un mediador del saber. Se ocuparía de planificar un proceso educativo abierto, flexible, con fuentes actuales, variadas, claras, motivadoras... utilizando una metodología interactiva y cooperativa de trabajo. Al mismo tiempo debe saber analizar y perfeccionar su práctica educativa ayudándose de los distintos agentes de la comunidad educativa.Igualmente, bajo esta óptica didáctica tienen lugar procesos orientados a la investigación, tanto individual como colaborativa, a fin de enriquecer los constructos mentales y las habilidades procedimentales de los discentes. Así como, favorecer la construcción de conocimientos y habilidades mediante el análisis y la indagación reflexiva.Por otra parte, compartimos con el profesor Javier Onrubia (2005), del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación Universidad de Barcelona, que caracterizar el aprendizaje en entornos virtuales como un proceso de construcción supone, esencialmente, afirmar que lo que el estudiante aprende en un entorno virtual no es simplemente una copia o una reproducción de lo que en ese entorno se le presenta como contenido a aprender, sino una reelaboración de ese contenido mediada por la estructura cognitiva del aprendiz. El aprendizaje virtual, por tanto, no se entiende como una mera traslación o transposición del contenido externo a la mente del alumno, sino como un proceso de (re)construcción personal de ese contenido que se realiza en función, y a partir, de un amplio conjunto de elementos que conforman la estructura cognitiva del aprendiz: capacidades cognitivas básicas, conocimiento específico de dominio, estrategias de aprendizaje, capacidades metacognitivas y de autorregulación, factores afectivos, motivaciones y metas, representaciones mutuas y expectativas…Coincidimos con el profesor Pedro Cañal (1998b:67) que aprender un contenido implicará atribuirle un significado, construir un modelo mental o representación del mismo. La información nueva habrá de elaborarse en relación con el conocimiento preexistente, en cada alumno y en el grupo-clase, mediante un proceso cuyas características dependen en gran medida: a) de la capacidad de los alumnos para establecer estas relaciones comunicativas y cognitivas, b) de los aspectos motivacionales que pueden activar o abortar la asimilación significativa y c) de la naturaleza del contexto didáctico y su idoneidad (dada por los tipos de tareas, actividades y secuencias de enseñanza puestas en juego por el profesor).De Pablos (2004: 18), indica que bajo esta óptica se incorpora e integra una serie de principios fundamentales, apoyados en una concepción del aprendizaje consistente en conectar los conceptos y esquemas de conocimiento que ya posee la persona con los nuevos contenidos que se le presentan [...], pudiendo facilitar el aprendizaje de manera significativa para el estudiante la estructuración de los contenidos de forma relacionada y con complejidad creciente.En palabras de (Ertmer y Newby, 1993) los constructivistas entienden el aprendizaje, en función de la manera en que el individuo crea significados a partir de sus propias experiencias. De acuerdo con esta perspectiva, los estudiantes crean los significados, no los adquieren. En consecuencia, los estudiantes construyen interpretaciones personales del mundo. Los elementos más importantes bajo este enfoque son los estudiantes, los factores ambientales y la interacción entre ambos.Este enfoque refleja una concepción en la que el conocimiento no es independiente del discente, sino que está construido internamente por éste como una manera de dar sentido a sus propias experiencias. (Jonassen, Davidson; Collins, Campbell y Haag, 1995). Profundizando en este aspecto, el profesor de la Universidad del Estado de Pensilvania, David Jonassen (2000: 227) establece que en el diseño de entornos de aprendizaje constructivista el conocimiento es elaborado individual y socialmente por los alumnos basándose en las interpretaciones de sus experiencias en el mundo. Y el aprendizaje constructivista hace hincapié en la elaboración del significado de carácter personal y, por lo tanto, intenta relacionar intencionalmente ideas nuevas con experiencias y aprendizajes anteriores.En este sentido, la profesora de la Universidad de Sevilla, Rosario Cubero (2005: 21), indica que nuestro conocimiento no es una mera copia, sino una verdadera construcción y una condición para los nuevos aprendizajes. El individuo no es un agente receptor, sino una entidad que media en la selección, la evaluación y la interpretación de la información, dotando de significado a su experiencia.Asimismo, las orientaciones constructivistas se caracterizan en su mayoría por entender que el conocimiento se construye gracias a la participación en comunidades de aprendizaje específicas, dentro de marcos de valores y de grupos sociales concretos. (Goodnow, 1996; Lave y Wenger, 1991; citado en Cubero, 2005: 27).La investigadora, Mercedes Sanz (2003: 29), expone en su tesis doctoral denominada: Las tecnologías de la Información y de la Comunicación y la autonomía de aprendizaje de lenguas que en el constructivismo convergen la concepción del aprendizaje como un proceso de construcción social del conocimiento y la enseñanza como una ayuda, como una mediación a este proceso.Siguiendo el mismo hilo argumental, Hernández Sánchez, (2002), en su tesis denominada: Ambiente de aprendizaje interactivo en Internet, basado en la tecnología JSP para la Educación Ambiental, indica los posibles principios del aprendizaje constructivista:El aprendizaje es un proceso constructivo interno, autoestructurante.Punto de partida de todo aprendizaje son los conocimientos previos.El aprendizaje es un proceso de (re)construcción de saberes culturales.El aprendizaje se facilita gracias a la mediación o interacción con los otros.El aprendizaje implica un proceso de reorganización interna de esquemas.Así pues, en los entornos virtuales de aprendizaje constructivistas los estudiantes construyen el conocimiento interpretando sus experiencias perceptivas en relación a su conocimiento previo, sus estructuras mentales actuales y sus creencias (Jonassen y McAcleese, 1993b, citado en Barajas, 2003:15). Asimismo, aprender es necesariamente un proceso de diálogo social en el que las comunidades de aprendizaje negocian socialmente los significados de los fenómenos. Esto se puede traducir en la necesidad de entornos virtuales el que se den las posibilidades y oportunidades para que exista el diálogo y la colaboración entre los participantes. (Davidson; Collins, Campbell y Haag, 1995: 9).Por su parte, el profesor de la Universidad de Barcelona, Mario Barajas (2003: 16) indica que en lugar de usar herramientas telemáticas para implementar estrategias prescritas para comunicar de manera efectiva el conocimiento al alumnado, los constructivistas usan las herramientas telemáticas para estimular la comunicación a través de la colaboración y la participación.En consecuencia, a tenor de lo comentado, como indica el investigador, Pedro Ahumada (2002)[1], el constructivismo postula la existencia de procesos activos en la reconstrucción del conocimiento y procura explicar que todas las personas hacen crecer día a día sus aprendizajes. Se trata de una construcción propia resultante de la interacción entre el comportamiento personal y el ambiente social en que está inserto cada estudiante. Por ello, este proceso de construcción puede depender de dos aspectos fundamentales: el primero se refiere a los conocimientos previos que tenga el estudiante sobre los nuevos aprendizajes o sobre las actividades o tareas que él tiene que resolver; y el segundo a la actividad, tanto externa o interna que realiza la persona que aprende.En este sentido la perspectiva constructivista [...], entiende a la enseñanza como proceso en el que el profesor impulsa y apoya activamente los esfuerzos protagonizados por los alumnos para lograr la evolución y mejora progresiva de sus conocimientos iniciales (datos, conceptos, principios, procedimientos, estrategias, actitudes, etc.), en relación con cada aspecto del medio natural que se va a someter a estudio, de acuerdo con el conocimiento escolar que se considera deseable y válido, como referencia orientadora, en cada nivel educativo o fase de la construcción del conocimiento en que se encuentren los alumnos. (Cañal 1998b: 207).Andrés Núñez (2000), diseñador instruccional. Florida State University Tallahassee (Florida, EE.UU.), indica que el constructivismo considera al aprendizaje como un proceso en donde el conocimiento es negociado socialmente a través de la interacción entre los estudiantes. En este proceso las experiencias previas de cada persona son fundamentales para interpretar y construir el conocimiento que el profesor pone a disposición del estudiante a manera de guía. A diferencia del proceso lineal del conductivismo, el constructivismo se desarrolla de manera negociada entre profesores y estudiantes.Por su parte, Barrón (1997) señala diferentes presupuestos constructivistas básicos, que podemos resumir en los siguientes términos:En la relación que establecemos con la realidad, cada persona se enfrenta activa y selectivamente a su objeto de conocimiento, de forma que éste es observado, percibido e interpretado en función de los propios esquemas asimilativos del sujeto, su modelo representacional del mundo, por lo que en cada caso se originará significación específica y personal.Nuestros esquemas mentales se nutren prevalentemente de significados que están condicionados por las características de los objetos, pero cuyo sentido guarda relación sobre todo con su integración en un sistema cultural e intrapersonal de significados.Tanto el proceso cognitivo como los aprendizajes dependen de los constructos personales del sujeto acerca del objeto específico de conocimiento, incluyendo tanto las concepciones previas como, en términos piagetianos, sus esquemas operatorios y procedimentales, así como las componentes afectivas.La captación que el sujeto realiza de su realidad no es meramente cognitiva, ni tiene por qué ser enteramente consciente ni verbalizable, sino que es un proceso que implica al sujeto en su totalidad (factores cognitivos, emocionales, relacionales, motivacionales, etc.). De ahí la gran importancia, en la enseñanza escolar, de un clima de aula coherente con lo anterior.En el desarrollo de aprendizajes significativos, una condición importante es la intención del sujeto, que se encuentra estrechamente vinculada con sus motivos. Estimulado por una motivación intrínseca, el alumno intentará comprender el significado de la nueva información, establecer relaciones con sus adquisiciones previas y reconstruir significados personales, y ello aumentará su capacidad para establecer posteriores relaciones cognitivas. Ello exige que las tareas escolares sean asumidas como objetivos propios por los alumnos y que éstos dispongan de un margen de libertad intelectual en el proceso.Las ideas que conforman el pensamiento de los alumnos mantienen una estructuración coherente y persistente, ofreciendo una resistencia a su modificación, que es directamente proporcional a la relevancia de su posición en la estructura y organización interna del sistema cognitivo del sujeto. Tanto el sistema cognitivo de una comunidad científica como el de cada sujeto epistémico constituyen estructuras de organización, interpretación e investigación de la realidad coherentes entre sí según lógicas peculiares, sea cual sea el nivel de desarrollo en que se encuentren.El aprendizaje, en consecuencia, no es retención pasiva sino construcción de significados, derivados de la actividad cognitiva autoestructurante. Podemos entender el constructivismo como una capacidad epistémica de que dispone el sujeto para ir construyendo, a partir de determinadas estructuras mentales, unas estructuras cognitivas superiores que posibilitan una comprensión más adecuada de la realidad, así como un enfrentamiento más satisfactorio a las problemáticas del medio. En la situación educativa ello implica favorecer un margen de autodeterminación del alumno para que pueda tomar sus propias decisiones y se refuerce su competencia, autoestima y motivación de logro, sin que ello implique reducir la imprescindible orientación y apoyo del docente en cuanto a los diferentes momentos de la activación, obtención, elaboración y aplicación de informaciones y aprendizajes.En este sentido, compartimos con el profesor Pedro Cañal (1998b: 67) que la perspectiva constructivista implica reconocer que cualquier proceso de aprendizaje se desarrolla simultáneamente en el plano individual (organización y estructuración personal del conocimiento) y en el plano social (negociación del conocimiento compartido y de los significados), lo que exige dar la misma importancia a la relación de los alumnos con los objetos de conocimiento, que a la que han de mantener entre sí y con otras fuentes de conocimiento. Ello supone considerar el aprendizaje simultáneamente como proceso socializador y también de desarrollo de la identidad cognitiva personal en un medio sociocultural concreto, mediante procesos de construcción y reconstrucción individual y colectiva del saber vigente en ese contexto.Por otra parte, Kahn y Friedman (1993), señalan que el aprendizaje constructivista se puede caracterizar por los siguientes principios:De la instrucción a la construcción. Desde el constructivismo se entiende que el individuo, tiene motivación intrínseca para buscar información. Esas motivaciones necesitan ser explotadas más que neutralizadas durante el aprendizaje. Además, para que exista comprensión se requiere trascender de la información dada. Los alumnos continuamente interpretan eventos y se forman opiniones y conclusiones a modo de tentativas basadas sobre sus interpretaciones. También, apunta que el aprendizaje es un continuo más que un proceso discreto.Del refuerzo al interés. Los estudiantes comprenden mejor cuando están envueltos en tareas y temas que cautivan su atención. Por lo tanto, desde una perspectiva constructivista, los profesores investigan lo que interesa a sus estudiantes, elaboran un currículo para apoyar y expandir esos intereses, e implican al estudiante en el proyecto de aprendizaje.De la obediencia a la autonomía. El profesor debería dejar de exigir sumisión y fomentar en cambio libertad responsable. Dentro del marco constructivista, la autonomía se desarrolla a través de la interacciones y se manifiesta por medio dela integración de consideraciones sobre uno mismo, los demás y la sociedad.De la coerción a la cooperación. Compartimos con los autores, que las relaciones entre alumnos son vitales.En este sentido compartimos con la investigadora, Mercedes Sanz, (2003: 342-343), que la teoría constructivista, pone el énfasis en el desarrollo de la potencialidad del sujeto para que éste se convierta en un aprendiz estratégico, que sepa aprender y solucionar problemas en función de las situaciones en las que se encuentre; que lo que aprenda lo haga significativamente, es decir, incorporando el significado a su propio esquema mental. El aprendizaje se plantea como un proceso de construcción social del conocimiento y la enseñanza como una ayuda (mediación) a este proceso.Otro de los supuestos fundamentales del constructivismo es que los seres humanos construyen, a través de la experiencia, su propio conocimiento y no simplemente reciben, de manera pasiva, la información procesada para comprenderla y usarla de inmediato; es necesario crear modelos mentales que puedan ser ampliados y adaptados a las nuevas situaciones y problemáticas que vayan surgiendo. Así, el aprendizaje es el proceso de adaptación de las estructuras mentales propias de cada individuo para interpretar y relacionarse con su contexto específico, socio-cultural, del mundo real (Coll, 2000).En consonancia con la reflexión anterior, César Vichido (2003:10), en su tesis denominada: Bases para la instrumentación computacional del constructivismo, aplicado a las ciencias exactas en la enseñanza primaria, expone que las prácticas de la enseñanza constructivista requieren de estudiantes que puedan ser participantes activos capaces de dirigir sus propias investigaciones y la construcción de su propia base de conocimiento.La finalidad está en enseñar a pensar, o dicho de otra manera, aprender a aprender, desarrollando en los aprendices conocimientos y destrezas, que les conviertan en procesadores activos, independientes y críticos del conocimiento, de manera que sean capaces de seleccionar, de manera individual o cooperativa, el tipo de actividad, el tipo de recurso, en función de los objetivos de aprendizaje que se plantee. Además, bajo esta perspectiva, se debe potenciar que todo aprendizaje significativo suponga una memorización “comprensiva”, así como, que todo lo aprendido sea útil y funcional, de modo que se pueda utilizar y adaptar a nuevas situaciones futuras. Se trata, por tanto, de abordar una formación hacia la autonomía y la auto-gestión del conocimiento entendido éste como un desarrollo personal de los estudiantes hacia la meta-cognición y una transformación del propio conocimiento escolar.También, resulta de gran ayuda para nuestro estudio, las aportaciones de (Doolittle, 1999) para esclarecer los principios vertebradores de una enseñanza de corte constructivista.1. El aprendizaje debe tener lugar en entornos auténticos y reales del mundo.2. El aprendizaje debe implicar negociación social y mediación.3. Contenidos y destrezas deben ser relevantes para el estudiante.4. Los contenidos y destrezas deben ser comprendidos dentro de la estructura de los conocimientos anteriores del aprendiz.5. Los estudiantes deben ser evaluados de manera formativa, de modo que esta información sirva para futuros aprendizajes.6. Los estudiantes deben ser estimulados a convertirse en aprendices auto-regulados, auto-mediados y autoconscientes.7. Los profesores sirven prioritariamente de guías y facilitadores del aprendizaje, no de instructores.8. Los profesores deben proporcionar múltiples perspectivas y representaciones de los contenidos.Al hilo de lo establecido por aportaciones anteriores, Elizabeth Murphy (1997) señala los principios de diseño de entornos y actividades de enseñanza y aprendizaje que brota de los presupuestos filosóficos, epistemológicos y psico-pedagógicos de carácter constructivista:Deben presentarse múltiples perspectivas y representaciones de los hechos, conceptos, principios, procedimientos, etc; objeto de estudio y debe procurarse que los alumnos las tomen en consideración.Los objetivos y metas del aprendizaje deben fijarse en un proceso de negociación en el que participen los alumnos y el profesor o el sistema.Los profesores desempeñan el rol de guías, monitores, entrenadores, tutores y facilitadores.Se deben proporcionar a los alumnos actividades, oportunidades, herramientas y entornos que favorezcan la meta-cognición, el auto-análisis, la regulación de la propia conducta, la reflexión y la auto-consciencia.El alumno desempeña un papel central de mediación y el control del aprendizaje.Las situaciones de aprendizaje, los entornos, las destrezas a adquirir y los contenidos y tareas a realizar deben ser relevantes, realistas, auténticas y deben representar las complejidades naturales del “mundo real”.Debe estimularse la construcción del conocimiento y no su reproducción.Dicha construcción tiene lugar en contextos individuales y a través de la negociación, la colaboración y la experiencia.En el proceso de construcción del conocimiento deben tenerse en cuenta los conocimientos previos de los estudiantes, sus creencias y actitudes.Debe enfatizarse la solución de problemas, las destrezas cognitivas de alto nivel y la comprensión.La exploración es uno de los enfoques preferidos para animar a los estudiantes a buscar de manera independiente el conocimiento y a gestionar la consecución de sus metas.A los estudiantes se les debe proporcionar la oportunidad de actuar como aprendices en la realización de tareas y la adquisición de destrezas y conocimientos crecientemente complejos.Se debe favorecer el aprendizaje colaborativo y cooperativo a fin de exponer a los estudiantes a perspectivas/ alternativas diferentes.Se deben proporcionar “andamios” cognitivos para que los estudiantes desarrollen habilidades más allá de su capacidad actual.La evaluación debe ser “auténtica”, es decir, basada en tareas reales, e integrada en la enseñanza, así como, holística y formativa.En coherencia con los planteamientos formulados, anteriormente, el profesor David Jonassen (1994) de Sistemas Educativos de la Universidad de Pensilvania, realiza las siguientes aportaciones procedentes de la psicología constructivista a la creación y diseño de ambientes de aprendizaje:q Los ambientes de aprendizaje constructivistas deben ofrecer múltiples representaciones de la realidad.q Las representaciones deben evitar la simplificación y deben expresar la complejidad del mundo real.q Los ambientes constructivistas de aprendizaje deben enfatizar la construcción del conocimiento más que la reproducción del mismo.q Los ambientes de aprendizaje deben ofrecer tareas en contextos reales de significado más que enseñanza abstracta descontextualizada.q Se deben ofrecer entornos de aprendizaje basados en casos reales más que secuencias predeterminadas de enseñanza. Cuanto mayor sea la variedad de casos más amplia será la base conceptual en la que se apoye. Y estos casos deberían ser auténticos, de forma que requieran el mismo pensamiento que requerirían contextos de la vida real. (Jonassen. D. y otros, 1997: 122).q Se debe incrementar la reflexión intelectual sobre la experiencia.q Se debe aumentar la elaboración del conocimiento dependiente del contexto y del contenido.q Los ambientes de aprendizaje constructivistas deben apoyar la construcción colaborativa del conocimiento a través de la negociación social, no de la competición entre alumnos.En consonancia con las ideas anteriores, Gros (2002), indica que la aplicación de las tesis constructivistas en la enseñanza apoyada en tecnologías de la información y la comunicación se caracterizan por:ü El uso de la tecnología centrada en el alumno, enfatizando las actividades más que los contenidos que se imparten.ü Se concede mayor importancia al contexto de aprendizaje, por lo que se deben proponer tareas lo más realistas posibles.ü La tecnología se conceptualiza como una herramienta mediadora.El profesor Julio Cabero (2004b) que comentan que bajo esta visión se enfatizan las intenciones, las experiencias y estrategias cognitivas de los estudiantes, y son a partir de ellas, desde donde construyen diferentes estructuras cognitivas basadas sobre sus conocimientos previos y sobre la experiencia en diferentes contextos de aprendizaje; por ello es primordial que los contextos de aprendizaje sean tan ricos y diversos como sea posible.Asimismo, el profesor Jesús Valverde (2002a: 171) en su proyecto docente nos indica que en esta perspectiva las personas construyen sus teorías sobre el mundo en función de sus experiencias individuales. Aunque la construcción del conocimiento es personal, tiene su origen en entornos de interacción social, mediante acciones dirigidas a metas socialmente reconocidas y utilizando un sistema de tecnología y conocimiento compartido negociado.En resumen, frente a otros modelos educativos centrados en la transmisión de contenidos, el constructivismo defiende que el conocimiento es una construcción del ser humano y que se realiza a partir de los esquemas previos que ya posee. Según la pedagogía constructivista, el profesor actúa como mediador, facilitando los instrumentos necesarios para que sea el estudiante quien construya su propio aprendizaje. Cobra, por tanto, especial importancia la capacidad del profesor para diagnosticar los conocimientos previos del alumno y garantizar un clima de confianza y comunicación en el proceso educativo. (Lara, 2005).[1] Investigador de la Universidad Católica de Valparaíso (Chile).Las referencias bibliográfica están recogidas en otro apartado. (En construcción).